La sutileza de ese desenfoque apenas perceptible presta a la imagen una atmósfera como de lejanía, como si en esas sillas ya solo pudieran sentarse los ausentes.
Me encanta esta foto. Por ser tan sencilla, sincera y seria? O por la ausencia de personas que, por su ausencia, están muy presentes de repente, para luego irse y volver más tarde. Nunca fui a la iglesia los domingos. En mi juventud vivía en una ciudada católica con una iglesia bien bella, que visité por primera vez muchos años después con mi hermana francesa en una especie de pelgrimaje.
Si las sillas son de un cine no era muy confortable mirar una película en ese cine. Son el contrario de las sillas actuales en salas de cine!
También me gusta la foto por la ausencia de personas. Así me imagino su posible presencia, tanto de creyentes como de no creyentes en un Dios de La Iglesia Católica (para distinguirlos de los creyentes más independientes, aunque creo que ser católico abarca a un gama amplio de creyentes).
No soy religioso pero la Naturaleza es importante para mí, y el silencio (de p.e. una iglesia). Y, a veces, me gusta también la sombra (de una iglesia).
Tienes razón: no eran muy confortables, aunque las sillas parecen de los años cincuenta, o antes. Las iglesias son unos de los pocos lugares en los que todavía se mantiene como obligación el silencio. A veces vamos a Torreciudad, la sede del Opus, sólo porque hay silencio, y porque la organista es competente musicalmente, incluso me atrevería a decir que muy creativa, armónicamente. Este mundo que nos ha tocado vivir.
La sutileza de ese desenfoque apenas perceptible presta a la imagen una atmósfera como de lejanía, como si en esas sillas ya solo pudieran sentarse los ausentes.
ResponderEliminarun abrazo.
La falta de luz, ya que no la hay ni eléctrica, hace que se desenfoque un poco, pero bueno, no queda mal. Me gusta bastante. Un abrazo
EliminarMe encanta esta foto. Por ser tan sencilla, sincera y seria? O por la ausencia de personas que, por su ausencia, están muy presentes de repente, para luego irse y volver más tarde. Nunca fui a la iglesia los domingos. En mi juventud vivía en una ciudada católica con una iglesia bien bella, que visité por primera vez muchos años después con mi hermana francesa en una especie de pelgrimaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que te gusta por ser sencilla. Te encantará saber que esas sillas son de un cine que iba a cerrar, de algún pueblo cercano de Los Monegros.
EliminarUn abrazo
Si las sillas son de un cine no era muy confortable mirar una película en ese cine. Son el contrario de las sillas actuales en salas de cine!
EliminarTambién me gusta la foto por la ausencia de personas. Así me imagino su posible presencia, tanto de creyentes como de no creyentes en un Dios de La Iglesia Católica (para distinguirlos de los creyentes más independientes, aunque creo que ser católico abarca a un gama amplio de creyentes).
No soy religioso pero la Naturaleza es importante para mí, y el silencio (de p.e. una iglesia). Y, a veces, me gusta también la sombra (de una iglesia).
Un abrazo
Tienes razón: no eran muy confortables, aunque las sillas parecen de los años cincuenta, o antes.
ResponderEliminarLas iglesias son unos de los pocos lugares en los que todavía se mantiene como obligación el silencio. A veces vamos a Torreciudad, la sede del Opus, sólo porque hay silencio, y porque la organista es competente musicalmente, incluso me atrevería a decir que muy creativa, armónicamente. Este mundo que nos ha tocado vivir.
Un abrazo