La foto invita a pensar sobre el muro (la pared), su dueño y lo que protege. E invita a subirlo de tal manera que no te hieres, o pensar sobre cómo hacerlo (sigo siendo niño jugando). Por fin, hay cierta belleza estética pero creo que poca gente lo vea así...
En mi caso la fuerza de la foto, dejando de lado la parte visual, que es potente pero no mucho, es la parte emocional, ya que estas paredes, tapias solemos llamarlas, con cristales o vidrios, estaban hechas así para que no las ni los niños ni los adultos ni los gatos, sobre todo. Ya ves, cada vez se ven menos, casi ninguna.
Decía que ese tipo de muro me horrorizan por un suceso acaecido cuando era pequeña y que salta cuando veo uno.
En julio entraron en la casa del sur y en agosto mandamos subir el muro. Cuando volvimos por la tarde, habían rematado el muro así, como la foto, cargaditos de cristales. Iba a gritar y Roberto me tapó la boca. Juanjo, le dijo, tienes que quitar los cristales y rehacer el muro. Se puso hecho un basilisco. Vamos, prefiero que entren cada día, antes que algún niño pierda los dedos.
También decía que había leído donde Nán que estabas leyendo "entre limones" Contiene muy poco verdades. Te lo dice una que conoce, bastante bien la zona y la gente que lo habita.
Pues sí, un suceso desgraciado el que cuentas. Por aquí casi no quedan aunque el de la foto está aquí mismo, en el centro del pueblo, y pasa desapercibido. Terminé ayer el libro "Entre limones" y supongo que presenta una visión idílica de Las Alpujarras, pero comparado con "Libertad" de Frazen es mucho más agradable de leer, esa es la verdad.
La foto invita a pensar sobre el muro (la pared), su dueño y lo que protege. E invita a subirlo de tal manera que no te hieres, o pensar sobre cómo hacerlo (sigo siendo niño jugando). Por fin, hay cierta belleza estética pero creo que poca gente lo vea así...
ResponderEliminarUn abrazo
En mi caso la fuerza de la foto, dejando de lado la parte visual, que es potente pero no mucho, es la parte emocional, ya que estas paredes, tapias solemos llamarlas, con cristales o vidrios, estaban hechas así para que no las ni los niños ni los adultos ni los gatos, sobre todo. Ya ves, cada vez se ven menos, casi ninguna.
ResponderEliminarUn abrazo
Para que no las "escalaran" ni los niños ni los adultos... quería decir.
EliminarUn abrazo
No sé si tienes control de comentarios, pero no veo el mío
ResponderEliminarNo, no tengo control sobre los comentarios, no sé qué ha podido pasar.
EliminarUn abrazo
Seré yo que vengo atontá de las vacaciones.
ResponderEliminarDecía que ese tipo de muro me horrorizan por un suceso acaecido cuando era pequeña y que salta cuando veo uno.
En julio entraron en la casa del sur y en agosto mandamos subir el muro. Cuando volvimos por la tarde, habían rematado el muro así, como la foto, cargaditos de cristales. Iba a gritar y Roberto me tapó la boca. Juanjo, le dijo, tienes que quitar los cristales y rehacer el muro. Se puso hecho un basilisco.
Vamos, prefiero que entren cada día, antes que algún niño pierda los dedos.
También decía que había leído donde Nán que estabas leyendo "entre limones" Contiene muy poco verdades. Te lo dice una que conoce, bastante bien la zona y la gente que lo habita.
Un abrazo
Pues sí, un suceso desgraciado el que cuentas. Por aquí casi no quedan aunque el de la foto está aquí mismo, en el centro del pueblo, y pasa desapercibido.
ResponderEliminarTerminé ayer el libro "Entre limones" y supongo que presenta una visión idílica de Las Alpujarras, pero comparado con "Libertad" de Frazen es mucho más agradable de leer, esa es la verdad.
Un abrazo