Una historia de campo, un médico en su coche antiguo que va a visitar a un paciente, una vieja de una familia campesina de varias generaciones que vive en una granja lejana...
U otra historia: un nieto de una víctima de la guerra civil española que toma este camino de tierra para buscar los sitios donde ha vivivo su abuelo, quien vivía en aquellos años en un pueblo aislado...
Tienes un sexto sentido, sin duda, Giovanni. De la foto al lugar en el que se supone está enterrado mi abuelo deben haber unos cinco kilómetros, como mucho. Esto no acabará nunca, me temo.
Me gusta esta forma tuya de mirar estos paisajes. Ya te lo he dicho en otras ocasiones: paisajes humildes que, aparentemente, están desprovistos de belleza.
Una de las formas, supongo que en literatura también, de hacer que tus productos sean diferentes o más personales es hablar de lo que sólo tú puedes hacerlo. Hablar de lo que tú sabes, más o menos. Este sería el caso. La primavera aquí es de pobres, no como en el Pirineo.
A mí me gusta que siempre haya alguna parte de desarrollo (desastroso) o arqueología industrial. Esas piezas de una futura tubería y ese tendido eléctrico como de belén, dan una visión de realidad junto con el campo.
Y me gusta mucho esta reapertura veraniega... que podré aprovechar mientras tenga conexión a internet.
Hablas de cuando vayas a León. Bueno, ya llegará. Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, no se me ha olvidado todavía, como Melgar de Fernamental, en Burgos. Sólo con estos nombres dan ganas de ir a verlos, algo que hemos hecho. O Burbia, en otro orden.
Esos tubos llevan allí varios meses, quizás años. Como sabes, de Binéfar a Lleida se puede ir por... siete caminos distintos, que es lo que hago, según la época del año y mi estado de ánimo, que también. Realmente lo importante es mirar de diferentes maneras, en este caso como un geógrafo.
Bueno, Noite, uno de mis propósitos para este verano que, para mí, comienza hoy es poner orden de una vez por todas en las memorias de mi abuelo (no el fusilado sino el otro, el músico) y en la decena de canciones que dejó escritas y en algunos casos grabadas conmigo mismo de acompañante. He visto que, si no dejamos este tipo de cosas ordenadas, desaparecerán con nosotros.
Para Pedro, Giovanni, Nán: creo recordar que hay un personaje en "Réquiem para un campesino español", de R.J. Sender, un violinista, que existió realmente, tiene una pequeña escultura en Sariñena, capital comarcal de Los Monegros, y fue el maestro de mi abuelo y del que heredó, por decirlo de alguna manera, su orquesta. El maestro Guioni Levetti, el italiano. Os dejo un enlace como curiosidad, más que nada.
Mi otro abuelo fue fusilado y enterrado, al parecer, en una fosa común en la que también fueron enterrados, a lo largo de la guerra, miembros de ambos bandos, lo que ha contribuido a que nadie muestre excesivo interés en saber quién realmente hay enterrado allí. Bueno, lo sabemos: miembros, mezclados, de ambos bandos. Suelo ir una vez al año allí, aunque pasó a escasos tres kilómetros casi cada día.
Una historia de campo, un médico en su coche antiguo que va a visitar a un paciente, una vieja de una familia campesina de varias generaciones que vive en una granja lejana...
ResponderEliminarU otra historia: un nieto de una víctima de la guerra civil española que toma este camino de tierra para buscar los sitios donde ha vivivo su abuelo, quien vivía en aquellos años en un pueblo aislado...
Un abrazo
Tienes un sexto sentido, sin duda, Giovanni. De la foto al lugar en el que se supone está enterrado mi abuelo deben haber unos cinco kilómetros, como mucho. Esto no acabará nunca, me temo.
EliminarUn abrazo
Me gusta esta forma tuya de mirar estos paisajes. Ya te lo he dicho en otras ocasiones: paisajes humildes que, aparentemente, están desprovistos de belleza.
ResponderEliminarUna de las formas, supongo que en literatura también, de hacer que tus productos sean diferentes o más personales es hablar de lo que sólo tú puedes hacerlo. Hablar de lo que tú sabes, más o menos. Este sería el caso. La primavera aquí es de pobres, no como en el Pirineo.
EliminarUn abrazo
A mí me gusta que siempre haya alguna parte de desarrollo (desastroso) o arqueología industrial. Esas piezas de una futura tubería y ese tendido eléctrico como de belén, dan una visión de realidad junto con el campo.
ResponderEliminarY me gusta mucho esta reapertura veraniega... que podré aprovechar mientras tenga conexión a internet.
Hablas de cuando vayas a León. Bueno, ya llegará. Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, no se me ha olvidado todavía, como Melgar de Fernamental, en Burgos. Sólo con estos nombres dan ganas de ir a verlos, algo que hemos hecho. O Burbia, en otro orden.
EliminarEsos tubos llevan allí varios meses, quizás años. Como sabes, de Binéfar a Lleida se puede ir por... siete caminos distintos, que es lo que hago, según la época del año y mi estado de ánimo, que también. Realmente lo importante es mirar de diferentes maneras, en este caso como un geógrafo.
Un abrazo
Todo abandonado. Todo.
ResponderEliminarEsa parte de tu historia me impresiona.
Gio quiere saber todo de la suya.
Un abrazo a los dos
Bueno, Noite, uno de mis propósitos para este verano que, para mí, comienza hoy es poner orden de una vez por todas en las memorias de mi abuelo (no el fusilado sino el otro, el músico) y en la decena de canciones que dejó escritas y en algunos casos grabadas conmigo mismo de acompañante. He visto que, si no dejamos este tipo de cosas ordenadas, desaparecerán con nosotros.
EliminarPara Pedro, Giovanni, Nán: creo recordar que hay un personaje en "Réquiem para un campesino español", de R.J. Sender, un violinista, que existió realmente, tiene una pequeña escultura en Sariñena, capital comarcal de Los Monegros, y fue el maestro de mi abuelo y del que heredó, por decirlo de alguna manera, su orquesta. El maestro Guioni Levetti, el italiano. Os dejo un enlace como curiosidad, más que nada.
http://www.ateneodezaragoza.com/attachments/article/101/Boletin%20170.pdf
Mi otro abuelo fue fusilado y enterrado, al parecer, en una fosa común en la que también fueron enterrados, a lo largo de la guerra, miembros de ambos bandos, lo que ha contribuido a que nadie muestre excesivo interés en saber quién realmente hay enterrado allí. Bueno, lo sabemos: miembros, mezclados, de ambos bandos. Suelo ir una vez al año allí, aunque pasó a escasos tres kilómetros casi cada día.
Un abrazo