Me encanta la foto. Acabo de leer un viejo post en mi blog en donde cuentas la historia de tu abuelo materno... Es verdad lo que dice Pedro: has fotografiado la ausencia. Y algo más: la presencia de la ausencia.
De vez en cuando nos regalas una fotografía de interior. Deberías prodigarte más. En esta has sorprendido a los objetos en plena tertulia. Como hablan en un lenguaje no del todo inteligible cada uno lo interpreta a su modo. Yo creo que hoy están en plan cotilla. Lo que sabrán todas estas perchas...
Gracias por mantener el color esta vez. Gracias por esta pequeña maravilla.
Una gran fotografía.
ResponderEliminarGracias.
Muchas gracias, Alberto, un abrazo.
EliminarHe de reconocer que me ha sobrecogido. No solo por el tratamiento de la luz y la sombra, sino, sobre todo, porque has fotografiado la ausencia.
ResponderEliminarBueno, tú sabes verlo, creo, fruto, supongo, de tu sensibilidad y también formación. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta la foto.
ResponderEliminarAcabo de leer un viejo post en mi blog en donde cuentas la historia de tu abuelo materno...
Es verdad lo que dice Pedro: has fotografiado la ausencia.
Y algo más: la presencia de la ausencia.
Un abrazo
Gracias, Giovanni, ha aprendido a mirar contigo.
EliminarUn abrazo
Pues me ha gustado muchisimo
ResponderEliminarpero la verdad yo no veo la ausencia
más bien el silencio de la siesta.
Pero claro cada uno ve lo que quiere.
Abrazos
Estoy de acuerdo contigo, primo, cada uno ve lo que quiere.
EliminarUn abrazo
De vez en cuando nos regalas una fotografía de interior. Deberías prodigarte más. En esta has sorprendido a los objetos en plena tertulia. Como hablan en un lenguaje no del todo inteligible cada uno lo interpreta a su modo. Yo creo que hoy están en plan cotilla. Lo que sabrán todas estas perchas...
ResponderEliminarGracias por mantener el color esta vez. Gracias por esta pequeña maravilla.
Gracias, Xuan, tu blog es la mejor prueba de que tú sabes fotografiar.
EliminarUn abrazo