Da sensación de frío, el árbol desnudo, la distancia con otros árboles (que permite imaginar el viento helado moviéndose sin trabas) y la casa con ventanas pequeñísimas.
)Por cierto, la casa parece un dibujo infantil de una cara: los ojos, la nariz y una boca grande. Todo cuadrado para facilitar el dibujo).
La sensación de frío va más allá del termómetro. Es un frío vital que solo puede compensar un encierro con un calor intelectual y emocional.
La casa está más allá del final habitual del Camino del Penchat. Hace días que observo que han arreglado la casa, así que fuimos hasta allí, con la suerte de que, casualmente, estaba el dueño, al que conociamos de vista, yo al menos, mi mujer lo conocía ya de antes. Nos explico lo que había hecho y lo que pensaba hacer y le está quedando muy bien, aunque hay mucho trabajo, pero lo hará. Hacía muy buen día, no recuerdo más que mucho aire. La casa recuerda una cara infantil, tienes razón, Nán.
En cierta manera, Pedro, este camino es semejante a cualquier otro de las afueras de Burgos, de Valladolid o de cualquier otro lado, lo que cambia es cómo lo miramos, seguramente. Bueno, los de Béjar deben ser mejores, seguramente.
La realidad, según R. Frank, no es suficiente, debe haber también visión, algo que pocas veces se consigue, hablando en general. Allí están los cables,Ele, y no los puedo quitar, cierto.
Da sensación de frío, el árbol desnudo, la distancia con otros árboles (que permite imaginar el viento helado moviéndose sin trabas) y la casa con ventanas pequeñísimas.
ResponderEliminar)Por cierto, la casa parece un dibujo infantil de una cara: los ojos, la nariz y una boca grande. Todo cuadrado para facilitar el dibujo).
La sensación de frío va más allá del termómetro. Es un frío vital que solo puede compensar un encierro con un calor intelectual y emocional.
La casa está más allá del final habitual del Camino del Penchat. Hace días que observo que han arreglado la casa, así que fuimos hasta allí, con la suerte de que, casualmente, estaba el dueño, al que conociamos de vista, yo al menos, mi mujer lo conocía ya de antes. Nos explico lo que había hecho y lo que pensaba hacer y le está quedando muy bien, aunque hay mucho trabajo, pero lo hará. Hacía muy buen día, no recuerdo más que mucho aire. La casa recuerda una cara infantil, tienes razón, Nán.
EliminarUn abrazo
La casa sonríe. Las inclemencias que NáN percibe, ni las nota.
ResponderEliminarEn esa casa y en otra vecina mi mujer había jugado de pequeña, Alberto, así que imagínate cuantas inclemencias han soportado sin caerse.
EliminarUn abrazo
Sé que no es posible, pero me da la impresión de haber pasado por ese camino. Ya me entiendes.
ResponderEliminarEn cierta manera, Pedro, este camino es semejante a cualquier otro de las afueras de Burgos, de Valladolid o de cualquier otro lado, lo que cambia es cómo lo miramos, seguramente. Bueno, los de Béjar deben ser mejores, seguramente.
EliminarUn abrazo
Me estorban el cable y las vallas, quizás porque mi vista sea más de campo, pero es verdad que están ahí.
ResponderEliminarUn abrazo
La realidad, según R. Frank, no es suficiente, debe haber también visión, algo que pocas veces se consigue, hablando en general. Allí están los cables,Ele, y no los puedo quitar, cierto.
EliminarUn abrazo
Me encanta la luz en esta foto. Me hace optimista. Y hay profundidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Domingo por la mañana, Giovanni, de eso me acuerdo, y de esa luz ya primaveral, diría yo. Casi siempre es un placer caminar por los campos.
ResponderEliminarUn abrazo