Ah, un conejo blanco. Ayer vi un conejo oscuro cuando Aafke y yo fuimos a ver nuestro hijo en el edificio donde trabaja. Claro, se encuentra en medio de naturaleza.
Es un gato, al que veo más de una vez, casi cada día que voy por allí. Deben de haber siete u ocho, En el parque de Soria hay ardillas, y creo que en los alrededores del Parlamento Europeo conejos, como en el edificio de tu hijo.
Bonitas estas imágenes de neblina que has puesto últimamente, tienen algo que atrapa ¿melancolía tal vez?
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede ser, Montse, aunque la niebla me la encuentro sin buscarla, como otras veces. Lo que es cierto es es que el verano empieza a quedar lejos.
EliminarUn abrazo
Ah, un conejo blanco. Ayer vi un conejo oscuro cuando Aafke y yo fuimos a ver nuestro hijo en el edificio donde trabaja. Claro, se encuentra en medio de naturaleza.
ResponderEliminarOtro abrazo
Es un gato, al que veo más de una vez, casi cada día que voy por allí. Deben de haber siete u ocho, En el parque de Soria hay ardillas, y creo que en los alrededores del Parlamento Europeo conejos, como en el edificio de tu hijo.
EliminarUn abrazo
De nuevo la magia, José Luis. Ese gato es como una concreción de la niebla. Y tal vez la niebla tenga una esencia felina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los gatos son, por aquí, paisaje habitual de los campos, aunque no siempre me doy cuenta. Siempre hay alguien, humano o animal, por ellos.
EliminarUn abrazo