Una de las características de la fotografía, hablando en general, es el "extrañamiento". Objetos, paisajes, situaciones... familiares y sin nada especial adquieren, cuando se presentan como fotografías, algo de "extraño" que no tenían, y que es difícil, pero no imposible, de definir y concretar en palabras. Algo de eso, no mucho, creo que hay en esta fotografía, y me parece que tú lo notas. Y el paso del tiempo, como siempre. Con el ambientazo que tenéis en el otro blog, esta foto es lo contrario, no hay nadie. Te dejo un enlace de la finca en la que está hecha esta foto, y las dos anteriores también. Vamos de vez en cuando allí.
La disposición de las cosas, en parte fruto de una voluntad de orden, en parte producto del azar, nos remite a un esbozo de lenguaje: hay algo en esa disposición que quiere hablarnos, comunicarse con nosotros. Ante este lugar, que no es un lugar sino una imagen de ese lugar, uno se queda quieto, escuchando, hasta conseguir reducir un poco ese "extrañamiento".
Veo que yo también me he dejado llevar por la geometría, como el que plantó los árboles. Creo que en la casa vivieron trabajadores de la finca, hace muchos años, Giovanni.
Tiene algo triste y a la vez mágico ese camino a una casa que se intuye vacía, abandonada. Una casa por la que hasta la electricidad pasa de largo.
ResponderEliminarUna de las características de la fotografía, hablando en general, es el "extrañamiento". Objetos, paisajes, situaciones... familiares y sin nada especial adquieren, cuando se presentan como fotografías, algo de "extraño" que no tenían, y que es difícil, pero no imposible, de definir y concretar en palabras. Algo de eso, no mucho, creo que hay en esta fotografía, y me parece que tú lo notas. Y el paso del tiempo, como siempre.
ResponderEliminarCon el ambientazo que tenéis en el otro blog, esta foto es lo contrario, no hay nadie. Te dejo un enlace de la finca en la que está hecha esta foto, y las dos anteriores también. Vamos de vez en cuando allí.
Un abrazo
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La disposición de las cosas, en parte fruto de una voluntad de orden, en parte producto del azar, nos remite a un esbozo de lenguaje: hay algo en esa disposición que quiere hablarnos, comunicarse con nosotros. Ante este lugar, que no es un lugar sino una imagen de ese lugar, uno se queda quieto, escuchando, hasta conseguir reducir un poco ese "extrañamiento".
ResponderEliminarPreciosa, Jose Luis. Un abrazo.
Exactamente, Xuan, no es un lugar sino una imagen del lugar. Las paredes hablan para quien quiera oirlas.
EliminarUn abrazo
Muy fílmico. Me gusta esta serie de paisajes. Intriga la plantación de los árboles.
ResponderEliminarUn abrazo
Veo que yo también me he dejado llevar por la geometría, como el que plantó los árboles. Creo que en la casa vivieron trabajadores de la finca, hace muchos años, Giovanni.
EliminarUn abrazo